martes, enero 22, 2008

Vilas: "Más de la mitad de mi carrera la gané acá"

En Australia se siente muy querido. Allí ganó 2 veces el Abierto y también el Masters.

Los australianos me adoptaron como si yo fuera parte de este país. Siento que me quieren igual que los argentinos", dice Guillermo Vilas, mientras no para de recolectar afectos. En los pasillos del Rod Laver Arena, tras jugar el primer partido de dobles con su compañero Mats Wilander, el Gran Willy se cruza con John Floyd, capitán del equipo británico de la Davis, y con Jamie Murray, hermano de Andy y doblista que estará en febrero en Buenos Aires. Al Murray menos conocido se le caen las medias al verlo, más cuando Vilas lo invita a entrenar en su club de Palermo mientras esté allá y le cuenta de las bondades que tendrá cerca del Sheraton.

El supremo de la historia del tenis argentino es también una gloria en esta otra parte del mundo: no muy lejos del Melbourne Park, en aquel césped de Kooyong, Vilas se quedó con las ediciones de 1978 y 1979 de este Abierto (en el 77 había ganado Roland Garros y US Open). La primera final aquí se la ganó al local John Marks (6-4, 6-4, 3-6 y 6-3) y, un año más tarde, venció al norteamericano John Sadri por 7-6, 6-3 y 6-2.

Ahora, 30 años después de su primer Abierto australiano, Vilas se sienta a solas con Clarín para hablar. Pantaloncito negro y remera blanca, llama la atención verlo vestido de Adidas: "Me compré esto antes de jugar porque nunca me llegó la valija", dice, mientras ordena un café fuerte y dos donnuts. En su cabeza, además de esa boina negra echada hacia atrás, hay mil recuerdos.

"Pensá que más de la mitad de mi carrera yo la gané acá, porque también obtuve un Masters y metí varias finales y semifinales. Y el australiano, como el argentino, siempre se acuerda de los campeones".

Willy es un devoto de Australia y se le nota. Dice que en su garage de Buenos Aires tiene un Bentley que compró acá, con el volante a la derecha y que "allá no lo puedo usar". Y sigue: "Yo viví mucho tiempo aquí: todos los años, pasaba un mes entero. Muchas cosas de mi tenis las aprendí acá: mi profesor, Felipe Locicero, seguía mucho la escuela de Harry Hopman.Incluso de grande, a los 30 años, pasé por la academia Hopman".

-¿Cómo te sentiste en el dobles? Con Wilander, no pudieron contra McNamee-McNamara...
-El dobles no es lo mío, pero ojo, no soy un mal jugador de dobles. Tenés que tener coordinación con tu compañero, y yo con Wilander no juego nunca. Antes jugaba poco, aunque bien. Pero obvio que me encanta venir y jugar. Me invitan siempre. ¿Viste lo que era la cancha? Estaba repleta...

-Siempre se dice que el público australiano entiende mucho de tenis. ¿Es tan así?
-Sí, totalmente. Ahora ellos no tienen los campeones de otras épocas, pero entienden el juego.

-¿Y el espectador argentino creés que está aprendiendo?
-Mucho. El argentino también es un público calificado.

-No alcanzaste a ver a los argentinos porque llegaste después de que fueran eliminados. ¿Qué balance se puede hacer de este arranque de año?
-Es un torneo distinto a todo: nueva superficie, cansa el viaje y lleva tiempo agarrarle la vuelta a este lugar. Pero es para quedarse tranquilo: es un torneo que no marca tendencias para el resto del año. En 2007, Fernando González llegó a la final acá y luego casi no ganó nada más. Con Baghdatis, antes, pasó algo similar.

-Muchos están convencidos de que este puede ser el año para ganar la Davis. ¿Qué pensás vos?
-Claro que es posible. Con Gran Bretaña será fácil: salvo Andy Murray, no hay a qué temer. Y, jugando mucho de local, no veo que se le pueda complicar a Argentina.


fuente: Clarín

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