Subsecretaría de Seguridad

Castrilli, muy cerca del regreso

Renunció hace casi un mes y recuperaría su puesto

La mejor frase para describir la situación surgió de un hombre que trabajó los últimos años en la Subsecretaría de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos: "Nos tomó a todos por sorpresa".

Así, de manera inesperada hasta para su grupo de colaboradores, a menos de un mes de haber presentado la renuncia al cargo, Javier Castrilli estaría a un paso de recuperar su puesto como máximo responsable de la seguridad en el fútbol en la Ciudad de Buenos Aires.

Con el cambio de gobierno nacional, Castrilli, en la Capital Federal, al igual que Mario Gallina, en la provincia de Buenos Aires (reemplazado por Rubén Pérez), dejó su puesto de trabajo. Aníbal Fernández, el ex ministro del Interior y actual de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, se la aceptó. Tanto Castrilli como su equipo de trabajo devolvieron todos sus teléfonos celulares, en un gesto claro: la salida del cargo era irrevocable. Incluso, el ex árbitro había realizado contactos para desempeñarse en el Ministerio de Trabajo o en la Secretaría de Deportes de la provincia de Buenos Aires.

Pero, de manera sorpresiva, la realidad cambió la semana última. La presidenta Cristina Kirchner habría pedido mantener en sus puestos a aquellos funcionarios con un buen desempeño en su labor. Y Castrilli sería uno de ellos. Se supo que el decreto del renombramiento está elaborado y sólo resta la firma de la mandataria, que se produciría hoy o mañana, cuando regrese de sus vacaciones.

Para el puesto que había quedado vacante aparecía como principal candidato Juan Carlos Blanco y, después, Alberto Rivero, padre de Gustavo, el hincha de Independiente asesinado en un clásico con Racing en 2001.

Declaracion de raposo Emanuel Rocky Raposo,

el último detenido en el marco de la investigación por la muerte de Gonzalo Acro, comenzó ayer su declaración indagatoria ante el juez de instrucción Luis Rodríguez, que interrumpió su licencia de verano para tomar personalmente el testimonio.

fuente : La Nación