miércoles, enero 09, 2008

JULIO GRONDONA, EN UNA ENTREVISTA DONDE NO QUEDO NINGUN TEMA SIN TOCAR

“El éxito de mi gestión tiene más fuerza que los traidores”

El presidente de la AFA en una charla a fondo en la que analiza sus 30 años como mandamás del fútbol argentino.


Hace treinta años, el fútbol argentino se preparaba para un cambio grande. El fútbol del interior estaba ganando preponderancia y en Córdoba, el pujante Talleres, tenía la fiesta preparada para ganar el torneo Nacional de 1977 y promover a su hombre fuerte, Amadeo Nuccetelli al sillón que por problemas personales dejaría el por entonces presidente de la AFA Alfredo Cantilo.

Pero el destino tenía otros planes. La final de ese torneo se jugó en enero de 1978; después de empatar 1 a 1 en Avellaneda, Talleres e Independiente jugaron la revancha en Córdoba. El gol de visitante valía doble. El estadio era una caldera a punto de explotar con la fuerza de toda la provincia. Talleres se puso en ventaja con un gol de penal (por una infracción inexistente) y, tras el empate de Outes, los locales lograron otra ventaja con un gol de Bocanelli con un claro puñetazo. La final parecía tener un campeón por decreto. Encima, tras ese tanto y las airadas protestas de los jugadores rojos, Barreiro expulsó a Galván, a Larrosa y a Trossero. Sus compañeros se quisieron ir, desde la platea, Pastoriza recibió la indicación del presidente de Independiente para que se quedaran a jugar los minutos que quedaban. Bertoni y Biondi armaron una pared y Bochini, en el día de su cumpleaños, anotó el 2 a 2 que le dio el título a Independiente y cambió la carta natal del fútbol argentino.Aquella noche del 25 enero de 1978, significó, para muchos el espaldarazo que necesitaba Julio Humberto Grondona (por entonces presidente de Independiente con 38 años) para encaminar la carrera como dirigente que había iniciado en el Arsenal de Sarandí que fundó como hobbie, y que hoy lo encuentra como “vicepresidente del mundo”, según sus propias palabras.

EL INICIO

-¿Ese día arrancó todo?
-Algunos tienen la historia cambiada sobre lo que ocurrió en ese entonces. Fue el primer torneo Nacional que se jugó tras una reestructuración que se hizo en la época de Cantilo, porque de lo contrario no se podía organizar el Mundial de 1978. Yo ya llevaba dos años y medio como presidente de Independiente y Talleres empujaba al fútbol del interior. Pero no creo que el hecho de que Independiente haya salido campeón haya cambiado el destino del fútbol; de una manera o de otra, el fútbol iba a cambiar. Muchos creyeron que si Talleres salía campeón iba a gobernar el fútbol del interior cuando en realidad eso ya venía pasando, pero no se cambiaban las estructuras como para que los clubes tuvieran más participación.

-No habrá cambiado el destino del fútbol, pero sí el suyo...
-Lo que sucedió, realmente, fue que el doctor Cantilo no quiso seguir. El era abogado y tenía que atender sus ocupaciones profesionales. No le daban los tiempos. Por eso le pidió al Comité Ejecutivo y al Consejo Federal no ser reelecto. Incluso yo le ofrecí que siguiera de presidente y yo iba de vice. Pero no hubo forma y así fue que en abril del ‘79, después del Mundial, llegamos a la AFA y empezamos a cambiar cosas. Muchas de ellas favorecieron al fútbol del interior, se abrieron los horizontes.

-En ese momento ¿se imaginaba todo lo que vendría después?
-Noooo... Yo pensaba que en el ‘83 iba a volver a Independiente. Nunca creí que iba a ser reelecto. Tal es así, que de Independiente me fui pidiendo licencia. Pero en esa época había muchachos con los que nos conocíamos mucho y estaban de acuerdo con que yo siguiera... Independiente, entonces, era la tercera fuerza detrás de Boca y River. Después se fueron dando las cosas y ya van 30 años...

-¿Cómo fue? ¿Qué pasó?
-No lo sé. Lo único que puedo decir es que yo no lo busqué.Idolatrado por los que lo consideran el más astuto de los dirigentes del fútbol argentino y odiado por quienes no aceptan su perpetuidad en el poder y le cuestionan diferentes procederes en su cargo, Grondona, es, sin lugar a dudas, uno de los personajes más emblemáticos de nuestro país. Caratulado como líder indiscutido por quienes se sacan el sombrero a su paso y comparado con los distintos capo-mafia de la historia del cine por sus más acérrimos detractores. Tras 30 años de ejercer el poder en la actividad más arraigada en los sentimientos de los argentinos, don Julio acepta la charla abierta y sin tapujos que lo muestran tal cual es: “un tipo que sin saber hablar inglés llegó a ser vicepresidente de la FIFA” y encargado de sus finanzas.En el amanecer de un nuevo año volvió a Mar del Plata, una sus ciudades dilectas (pese a que casi no entra al mar) para recargar energías y encarar un 2008 con nuevas expectativas. Descansa rodeado de su familia y reflexiona: “se ve que estoy viejo... ahora son mis hijos los que me vienen a visitar”, dice mientras saluda a Humberto, a Julio y a sus nietos. Pese a ello, se hace unos minutos que se transforman en hora y media para conversar con DIARIO POPULAR.

SE SACO LA CAMISETA

-¿Cuál es el secreto de Grondona para haberse mantenido tanto tiempo en un cargo tan especial para los argentinos?
-El principal secreto fue sacarme la camiseta. Me costó mucho. Sobre todo la de Independiente, porque Arsenal, por entonces, más que nada era un divertimento que teníamos para poder jugar los sábados. Demostré imparcialidad y se transformó en un factor muy importante. El fútbol no se puede comparar con nada; hay que dirigir la parte económica y la deportiva. Las finanzas se pueden controlar con facilidad, pero como la pasión no tiene límites, hace falta demasiado equilibrio para hacer las cosas correctamente en el aspecto deportivo. Y por suerte lo conseguimos.

-Pero con eso no alcanza... cualquiera puede sacarse la camiseta de un club y con eso no se asegura 30 años al frente de la AFA, con todo lo que eso significa.
-Seguro. El Mundial del ‘86 fue determinante. Fue un logro exclusivo de esta conducción. Hacía falta un cambio profundo que no se buscó, pero se dio y todos nos beneficiamos. Yo no saqué a Fulano para poner a Mengano... uno se quiso ir y se fue, y llegó otro que fue exitoso. Y eso ayudó mucho porque cambió la forma de ver el fútbol. Yo lo venía palpitando desde la década del ‘60, después, Bilardo impone esa renovación en forma definitiva. Por otra parte, si analizamos a fondo esta actividad, nos damos cuenta de que después del ‘79 todo fue diferente; cambió la organización, el marketing, la economía... si hubiéramos continuado como antes no se si estaríamos como estamos ahora.

-En la charla que mantuvimos hace un año hablábamos de la resistencia que empezaba a tener Grondona desde distintos sectores. Hoy, parece que esa tormenta no hubiese existido.
-Para mí no existió. No hubiese sido inteligente de mi parte meterme en medio de una tormenta. Y no hablemos de tormenta... si yo viera una brisa apenas que tuviera sustento, me voy a casa y te dejo lugar.

-Así contestó en la puerta de la AFA cuando le recordaron que usted había prometido que si no solucionaba el tema de la violencia, se iba...
-Sí y le dije que me iba... que me iba a mi casa, porque estaba saliendo. Todo el mundo me viene a preguntar cuando me voy, pero yo no hago lo mismo con los demás. Si nos vamos todos, perfecto. Hagamos una cosa, pongamos una fecha tope con jubilación para todas las actividades y nos vamos...

UNA MOVIDA IMPORTANTE

-Pero existió una movida importante para tratar de desestabilizarlo, usted no es tonto, sabe que fue así. Y algunos motivos para sustentarlo existieron.
-Siempre hay errores, pero eso nunca se debatió seriamente o de frente. Lo único que puedo decir es que me di cuenta de que también en el fútbol existe la traición. Yo pensaba que como era un deporte sano, que yo conocí desde el seno familiar en Arsenal y después en Independiente donde jamás existieron cosas raras. Pero a esta altura me doy cuenta de que muchos a los que les abrí la puerta me atacaron por la espalda. Esos son los detalles que molestan, pero nada más... no llegan a dolerme. Me quisieron traicionar, pero sigo adelante porque mi gestión es un éxito rotundo y eso tiene más fuerza que la traición.

-Una vez dijo que se iba a ir cuando usted quisiera y no cuando otro se lo pida.
-Pero yo no debo decir algo así, aunque lo piense, porque suena soberbio. Y yo no tengo nada de soberbio, nunca conseguí nada desde ese lugar, todo lo que obtuve fue con argumentos.

-¿Hasta cuando se va a quedar?
-Hasta después del Mundial, en el 2010. Creo que ese será un momento justo para dar un paso al costado. Voy a tener 80 años y, aunque estoy bien y me siento con ganas, suena lógico que vaya a casa a descansar.

-¿Por qué brindó a fin de año cuando alzó la copa?
-Por el bienestar de todos ustedes, de los que rodean al fútbol


fuente: El Popular

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