domingo, abril 27, 2008

Peligra el futuro de los Pumas

Las diferencias entre las uniones del interior y la de Buenos Aires ponen en riesgo la reforma del estatuto de la UAR; si la dirigencia no aprueba mañana los cambios, el seleccionado no podrá competir en un torneo profesional y la IRB no liberará el dinero que le corresponde a la Argentina.

Una discusión inútil y arcaica entre los dirigentes de Buenos Aires y del interior amenaza con echar por tierra la reforma del estatuto de la Unión Argentina de Rugby (UAR). El cambio es un requisito indispensable para despejar el camino de los Pumas hacia la profesionalización y para que las estructuras de nuestro país se aggiornaran a los latidos de la cotidianidad. Un freno a las modificaciones estatutarias, además, impactará con fuerza en la economía del organismo: hasta que la UAR no entrege señales de cambio fiables, no percibirá de la International Rugby Board (IRB) el dinero que le corresponde por ser parte del Tier One (los diez mejores países del mundo).

Agrietado el consejo directivo de la UAR, dos posiciones hoscas chocarán mañana en la asamblea general extraordinaria, a desarrollarse en las oficinas de la calle Rivadavia. Entre los dirigentes hay consenso unánime en lo relativo a la profesionalización de los Pumas, pero no así con la distribución de los votos en las asambleas, el ítem en discordia. Hasta anoche, un abismo distanciaba las posturas de la URBA y de las uniones del interior con respecto a este punto.

El interior considera "injusto y abusivo" el régimen de asignación de votos vigente, y promueve una modificación que le quitaría una porción de autoridad a Buenos Aires. En la actualidad, la URBA cuenta con el 47 por ciento de poder de voto. En caso de llevarse a cabo la propuesta impulsada por el interior su fortaleza se reduciría a un 23 por ciento, aproximadamente. Este es un debate oxidado, una discusión en color sepia que jamás encontró una solución.

El interior y Buenos Aires habían echo las pases el 11 de febrero pasado cuando se unieron para conformar una lista única que terminó elevando a Porfirio Carreras como el nuevo presidente de la UAR. En una reunión previa, desarrollada en Mar del Plata, los presidentes de las uniones del interior, encabezados por el tucumano Julio Paz, establecieron condiciones para apoyar la candidatura de Carreras, hombre de la URBA. Uno de los requisitos era modificar el artículo 33, referido al computo de votos. Por esos días, Buenos Aires aceptó esa restricción y con el impulso del resto de las uniones llevó a Carreras al poder como el sucesor de Alejandro Risler.

La asamblea extraordinaria que se celebrará mañana navega por aguas encrespadas. "Estará peleada porque hay dos posiciones muy fuertes. Existe un riesgo muy grande que no se apruebe la reforma del estatuto y esto traería consecuencias graves porque es lo que nos sugiere la IRB para insertar a la Argentina en el mundo del rugby. Sería lamentable que le mostremos un plan a la IRB y no poder resolver esto", objetó Carreras, en diálogo con LA NACION.

El presidente la UAR viajará el mes próximo a Dublín junto con los dirigentes Hugo Porta y Ricardo García Fernández para reunirse con el titular de la IRB, Bernard Lapasset. El propósito es informar acerca de los avances de la Argentina en su recorrido hacia el profesionalismo. Pero sin una resolución favorable en la asamblea, el cónclave puede correr peligro.

La postura del interior parece inflexible. Salvo Rosario, que analizaba anoche arroparse cerca del calor de Buenos Aires, el resto de las uniones se muestran unidas y firmes.

"La inserción de los Pumas en un torneo profesional se puede demorar porque el interior pretende superar esta antigua diferencia y acabar cuanto antes con el poder omnímodo de Buenos Aires. Creemos que es una oportunidad única. Buenos Aires nos dio la palabra de que aceptaría el cambio cuando conformamos la lista única que llevó a Porfirio a la presidencia", sostuvo Paz, acompañado por su par de Santiago del Estero, Fernando Curet.

Mientras la dicotomía Buenos Aires-interior acentúa sus diferencias, en la IRB aguardan señales confiables para abrir el grifo financiero y darle a la Argentina el dinero que se merece por su ubicación en el ranking mundial (está 3°). Hasta ahora, la UAR recibe anualmente 330.000 libras esterlinas (unos 680.000 dólares) porque es considerada un país en vías de desarrollo, al igual que Canadá y Japón. Pero por ser parte del Tier One le correspondería percibir algo así como 2.700.000 libras (5,5 millones de dólares). Además, claro, sin el dinero, la UAR no podría sostener un seleccionado profesional.

En este momento es válido hacerse eco de las palabras que escribió Nicanor González del Solar hace diez años: "...el rugby no es una isla y se actúa en él con la misma pasión y ceguera que en otros ámbitos de la Argentina. Rara vez prevalecen la armonía y la tolerancia, y se procura resolver todo con peleas, enojos, arbitrariedades y soberbia. ¡Qué lástima!...". Tan viejas, como tan actuales, las palabras del periodista se mantienen vigentes.

La IRB aguarda señales para brindar apoyo
Morgan Buckley, asesor de la IRB, estuvo en el país para seguir de cerca los pasos de la UAR hacia el profesionalismo. Buckley aprobó los cuatro centros de alto rendimiento que se montarán en el interior, pero puso una condición: para que la IRB financie los centros se debe aprobar la reforma del estatuto.


fuente: La Nación

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