viernes, julio 20, 2007

Entre la gloria y la angustia


La representación argentina vivió sensaciones encontradas: fue su día más fructífero, con siete medallas, pero a la vez se accidentó seriamente la ciclista Greve, que preocupó a todos.

El cielo cerrado y el clima frío de la mañana, después de varios días, dieron una señal de que puede ser cierto eso del invierno en Río. Demasiado sufrido para los competidores en la piscina al aire libre del Parque Acuático María Lenk, que buscaron desesperadamente abrigo al terminar cada prueba.

Pero la cosa volvió a la normalidad por la tarde, cuando salió el sol, el calor volvió a hacerse sentir como casi siempre en esta ciudad de una sola estación y más de uno protestó por no haber cargado en la mochila de viaje su protector solar. Tan cambiante como el clima fue el día más productivo para el deporte argentino en los Juegos Panamericanos.

De la euforia por las noticias que llegaban de cada sede con las medallas del remo, el tiro y el ciclismo se pasó a la tristeza por el terrible accidente que sufrió la ciclista Cristina Greve, que fue internada por una fractura en la pelvis a raíz de una durísima caída en la final de la carrera por puntos, al mismo tiempo que su novio, Leandro Botasso, subía al podio sin poder disimular su angustia tras ganar la medalla de bronce en la categoría Keirin.

La delegación consiguió ayer siete medallas (una dorada, otra plateada y cinco de bronce). Hubo festejos inesperados, como el de Juan Diego Angeloni, que accedió a la final de Rifle tres posiciones (50m) y alcanzó un podio (bronce) que no estaba en los planes. "Es el mayor logro de mi vida", celebró.

Otros que se creía factibles, como el de Melisa Gil (medallista en plata en Santo Domingo 2003), que aquí ganó el bronce en Skeet. Y lamentos por medallas que se escaparon inexplicablemente, como la de Daniel Felizia, que terminó cuarto después de estar muy cerca durante toda la clasificación: "Me arruiné la mañana solo. No me ganó nadie, lo perdí todo yo", se lamentó.

El punto más alto de la jornada fue la victoria de Juan Curuchet y Walter Pérez, que sumaron la quinta victoria para la delegación albiceleste con un triunfo abrumador en la americana. Indiscutible jerarquía internacional que entregó sin sorpresas una de esas pocas medallas garantidas que se llevará de aquí nuestro país. Y si agregamos la presea de bronce que obtuvo Botasso un rato después, el ciclismo se ubicó cerca del remo entre las disciplinas más ganadoras para la Argentina.

El repaso es de dos doradas -la otra fue la de Gabriela Díaz en BMX- y cuatro de bronce -los anteriores fueron de Gasco en mountain bike, Medici en la contrarreloj y Antogna en los 200m-. Pero también el remo también tuvo un cierre fructífero, en Lagoa. Maximiliano Martínez, Joaquín Iwan, Horacio Sicilia y Diego López, que venían de concretar la hazaña de ganar en el cuatro sin timonel con un bote que habían recibido unas horas antes, también integraron el ocho con timonel, junto con Alan San Martín, Marcelo Bronca, Damián Ordas, Mariano Palermo y Joel Infante (timonel).

Y alcanzaron la medalla de bronce. Otras dos conquistas llegaron con el cuádruple scull de varones, conformado por Víctor Claus, Ariel Suárez, Santiago Fernández y Cristian Rosso (plateada), y el de mujeres, con Carolina Schiffmacher, María Abalo, Gabriela Best y Lucía Palermo (bronce).

Fueron horas de grandes festejos. Resultó la jornada de mayor cantidad de medallas para el país desde que comenzaron los Juegos. Pero lo de Greve terminó golpeando a todos. Por eso, a pesar de tantas victorias, nadie se animó a decir que fue un buen día. 22 preseas conquistó la Argentina hasta ahora: 5 doradas, 5 plateadas y 12 de bronce; está 8° en el medallero.


fuente: La Nación

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