lunes, julio 07, 2008

China, ¿el rival a vencer en los Juegos Olímpicos?

Cuando falta un mes para su inicio, Juan Antonio Samaranch, el gran responsable de que lleguen a Pekín, está convencido de que las potencias tradicionales le temen.

"China ha crecido demasiado para mucha gente. A alguna gente le da miedo. Y hay que frenarla, hay que intentar frenarla. Y por eso fue la operación contra la antorcha", aseguró Samaranch durante una entrevista con la agencia dpa en Barcelona.

El que es uno de los españoles más universales de la historia parece en buena forma a sus 87 años. No hay rastros del agotamiento que lo llevó al hospital en julio de 2001, tras entregar el mando del COI al belga Jacques Rogge. Un Blackberry sobre su escritorio y una computadora portátil de última generación demuestran que sigue al tanto de todo.

Y el tema que lo obsesiona hoy es China. "Si sigue así, dentro de 25 ó 30 años será el país número uno del mundo".

"Es muy fácil meterse con China, pero después esa misma gente tiene que ir ahí a procurar hacer las paces, porque económicamente tiene no sólo un gran presente, sino un futuro muy importante. Cuando hablamos de China no hablamos de un país que ha nacido antes de ayer, no. Hablamos de una de las civilizaciones más antiguas del mundo".

Derechos humanos y boicot
Samaranch, presidente del COI (Comité Olímpico Internacional) durante 21 años, no cree en la necesidad de una "cláusula democrática" como condición previa para adjudicar la sede de los Juegos.

"Hay que respetar el sistema político de todos los países. Cada país tiene su sistema político, ellos tienen el suyo, y la verdad que no les va mal económicamente. Creo que el fin principal de la política es que a la gente le vaya mejor, y le puedo asegurar que en China la gente vive muchísimo mejor hoy que hace 25 años".

Elogia al Dalai Lama por su moderación y endurece el tono de voz cuando se le dice que algunos deportistas piensan reivindicar durante los Juegos el respeto a los derechos humanos, una de las grandes asignaturas pendientes del régimen de Pekín.

Desde las alturas del barrio de Sant Gervasi, el más acomodado de Barcelona, Samaranch habla en su oficina e insinúa el mismo poder que emanaba cuando visitaba todos los países del mundo y departía, con honores de jefe de Estado, con los máximos líderes políticos del planeta.

Por eso es especialmente irónico cuando se le habla de las amenazas de boicot a la ceremonia inaugural de los Juegos. Es un tema que le apasiona; no en vano a diez centímetros de su mano derecha espera un libro aún sin abrir que trata la historia de los boicots olímpicos.

"El boicot a los Juegos es algo que ya está pasado de moda , y en cuanto a la ceremonia inaugural, la presencia de los políticos no tiene ninguna importancia".

Es mordaz con la combatividad del presidente francés, Nicolas Sarkozy, a la hora de insinuar el boicot. "Me llama la atención, como me llamó la atención después la acción de mandar una delegación enseguida a Pekín para hacer las paces".

El español está convencido de que los medios informativos internacionales gozan y gozarán durante los Juegos de condiciones de trabajo ideales -ustedes pueden hacer hoy en día lo que quieran allí"-, pero no cree que las "obligaciones morales" del gobierno de Pekín, mencionadas por Rogge en el tormentoso abril de la crisis del Tíbet, vayan mucho más allá.

"Si hablamos de derechos humanos, muchos países que atacan a China deberían mirarse a ellos mismos por lo que están haciendo".


fuente: DPA

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