miércoles, marzo 12, 2008

La mayor epopeya del deporte nacional

“El Estado brota de abajo, de la muchedumbre, y es casi una redención, una creación del pueblo solidario” (Raúl Scalabrini Ortiz)

El 8 de marzo de 1951 se cerraron los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos en Buenos Aires. Para este magno torneo se habían realizado obras de “Infraestructura nueva” como el aeropuerto Ministro Pistarini de Ezeiza, sobre una superficie de 6.500 hectáreas; el nuevo estadio del Racing Club de Avellaneda, con capacidad para 100.000 espectadores en el que se llevó a cabo la fiesta inaugural del 25 de febrero; el Velódromo Municipal del Parque 3 de Febrero, con un perímetro de 333,33 metros, un ángulo de inclinación de 40º3 en la parte más pronunciada y una capacidad de 5.000 personas sentadas y 10.000 de pie; la Villa Olímpica en el Centro Recreativo de Ezeiza, donde se alojó la delegación argentina; la avenida General Paz entre Puente La Noria y Avenida del Libertador, que sirvió de escenario para las pruebas ciclísticas de ruta, la prueba de Marcha y a la tradicional Maratón y el estadio de Huracán de Parque Patricios, una de las sedes del fútbol. Los Hogares de Transito Nº 2 (calle Austria) y Nº 3 (calle Lafinur 2988, donde hoy funciona el Museo Evita), sirvieron de alojamiento a las delegaciones femeninas y el Hogar de la Empleada “Libertador Gral. San Martín” (Avenida de Mayo Nº 869), fue el comedor de las deportistas. Los escenarios remodelados para la ocasión fueron: el Luna Park (básquet y boxeo), River Plate (atletismo y ceremonia de Clausura), Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (atletismo, gimnasia y natación), Independiente (fútbol), Teatro Casino (pesas), Lawn Tenis Club (tenis), la pista del Tigre (deportes acuáticos), el Tiro Federal y el Colegio Militar de la Nación, que fue la Villa Panamericana de los atletas varones visitantes y escenario de algunos deportes como natación y béisbol.

Los magníficos afiches de los Juegos fueron realizados por distintos artistas como el vasco español Simón Berasaluce Aguinagalde y Alfonsín y nuestro Juan Carlos Martín. Honorio Rando dirigió los ochocientos músicos de la “Banda Monumental” que interpretó los himnos de cada país ganador, mientras sus deportistas recibían las medallas correspondientes.

Grandes figuras del deporte argentino colaboraron con la organización, como los boxeadores Luis Angel Firpo y los medallistas olímpicos Carmelo Robledo, Juan C. Zabala, Pascual Pérez y Oscar Casanovas, más Fangio, Froilán González y Vito Dumas, entre otros. Firpo junto al polista olímpico Manuel Andrada y Gorgonio Gregorio Esper, enviados por la Confederación Argentina de Deportes, recorrieron quince países de América para asegurar su participación en los Juegos.

Participaron veintiún países del continente cuyos 2.513 atletas compitieron en dieciocho deportes. Canadá no participó en estos Primeros Juegos Panamericanos. Estados Unidos envió un total de 175 deportistas, siendo la delegación más numerosa después de Argentina. Su equipo estaba presidido por el campeón olímpico de Saltos Ornamentales de 1948.

Una delegación de Grecia, encabezada por el secretario del Comité Olímpico de ese país, fue la encargados de traer desde la cúspide de la colina de la Acrópolis, la llama olímpica que iluminó nuestros Juegos Panamericanos.

En el acto inaugural, en el estadio de Racing, el abanderado de la delegación argentina fue el atleta Delfo Cabrera y el presidente de la nación Juan Domingo Perón puso en marcha los Juegos con estas palabras: “Hermanos deportistas de América, invocando la Grecia inmortal y su épica llama desde la cual tres mil años nos contemplan, comenzará una justa de caballeros. Que cada uno sepa ganar y perder con honra. Con ello declaro abiertos los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos”.


Acto seguido se tomó juramento a los deportistas participantes. A los varones el atleta Enrique Kistenmacher y a las mujeres la esgrimista Elsa Irigoyen, mientras que el campeón del mundo de basquetbol Oscar Furlong tuvo el honor de izar la bandera.

En el aula Magna de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales se llevó a cabo el Congreso Panamericano bajo la presidencia del argentino Dr. Rodolfo Valenzuela (representante olímpico en 1932 y 1936 de esgrima) y el presidente del Comité Olímpico de EE.UU., Avery Brundage.

El día anterior a cada competencia los deportistas argentinos recibían en la Villa Panamericana de Ezeiza la siguiente carta personal del general Perón: “Amigo deportista: como usted, he sido joven y he sido deportista, por eso puedo escribirle como compañero y como argentino. Defender los sagrados colores de nuestra bandera en una justa deportiva presupone el mismo honor y el mismo sacrificio que hacerlo en cualquier otra ocasión. A la patria se la defiende de una sola manera: con toda el alma, con toda la vida. Recuerde compañero que en esa defensa usted es la síntesis de todo un pueblo. Es la expresión del poderío físico y espiritual de ese pueblo y de su raza. En usted estarán puestos los ojos y el corazón de todos los argentinos y de usted depende su alegría, su satisfacción o su tristeza. En los deportes, como en todas las cosas de la vida, se vence con la cabeza, se llega con el corazón y se llega aún más allá con la voluntad tenaz e inflexible de vencer. El cuerpo y su entrenamiento hacen el resto. Recuerde también que con el prestigio argentino defendemos el honor común que es nuestro sagrado patrimonio. El nos obliga a vencer pero a vencer bien. Un deportista que es capaz de vencer debe saber también perder. En ambos casos con honra. Ponga su fe en el éxito, persevere en prepararse, llame hasta la última reserva de su voluntad para ponerla en la prueba y espere confiado en la suerte que le auguro y no ha de faltarle si se ha preparado bien física y espiritualmente para luchar. Un gran abrazo. Juan Perón”.

La gran actuación de los deportistas argentinos quedó marcada en la historia deportiva argentina como la epopeya más brillante del deporte nacional.

El boxeo, pese a no participar Pascual Pérez (medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 1948) por haber perdido en las eliminatorias, fue el deporte más destacado, ya que los boxeadores lograron medallas de oro en las ocho categorías que se disputaban. Estos deportistas (Alberto Barenghi, Ricardo González, Francisco Núñez, Oscar Gallardo, Oscar Pita, Ubaldo Pereyra, Reynaldo Ansaloni y Jorge Vertone) fueron entrenados por Juan Manuel Morales, Prudencio Melero y Manuel Valcarce, siendo el masajista Fiorino Sbarrella, un gran amigo de Perón, con quien éste compartía las largas visitas que realizaba a los deportistas en la Villa de Ezeiza.

Delfo Cabrera fue el deportista argentino más ovacionado por miles de aficionados que se dieron cita a lo largo de la avenida General Paz para verlo pasar hacía el estadio de River Plate para ganar también el “Oro Panamericano” en la Maratón del atletismo, como ya había conseguido en Wimbledon tres años antes el “Oro Olímpico”. Este deporte consiguió otros seis “oros” más con Ricardo Bralo, Sixto Ibañez, Ricardo Heber, Emilio Ortiz y dos para la atleta Ingeborg Mello de Preiss. Esta gran actuación del atletismo nacional se debió, en gran medida, al plantel de entrenadores compuesto por Alfredo Albonico, Víctor Caamaño, Gumersindo González, Francisco Mura y Ricardo Hintze.

Otro deporte lleno de “oro” fue el ciclismo, conducido en esta oportunidad como entrenador por el “eterno ídolo entrerriano” Mario Mathieu, consiguiendo siete primeros puestos (Cortoni [2], Antonio Jiménez, Jorge Vallmitjana, Osvaldo Muleiro y Oscar Giacché) más Ramírez, Caccavo, Salas y García.

La disciplina de esgrima consiguió seis medallas de oro, con Félix Galimi, A. Villamil y Elsa Irigoyen como estandartes de estos triunfos, acompañados de Saucedo, Lavalle, Repetto y Díaz Armesto.

Carlos y Jorge Villar Castex (campeones mundiales de yachting en 1948), encabezaron otro de los deportes destacados en estos Juegos. Los tenistas Enrique Morea, Alejo Russell y Mary Terán de Weiss, junto con Felisa P. de Zappa, hicieron las delicias del público asistente al Lawn Tenis Club, además de conseguir las medallas de oro en disputa.

El fútbol, con un equipo juvenil conducido por Guillermo Stábile demostró fácilmente ser el mejor del continente ganando invicto el torneo y venciendo en el partido final a Paraguay por 2 a 0. Tal era la admiración de los integrantes de los otros equipos por nuestro fútbol que en honor a los equipos participantes en los Juegos, la Confederación Argentina de Deportes (CAD) les ofreció un partido exhibición, entre el campeón y el subcampeón argentino de 1950 (Racing Club y Boca Juniors) quienes empataron 2 a 2 en la cancha del primero. Como preliminar a este partido jugaron los equipos de Formosa y Santa Fe, primero y segundo del Campeonato Infantil Evita 1950/51, ganando los santafesinos por 5 a 2.

En polo, con la base del equipo de Venado Tuerto (los hermanos Enrique y Juan Carlos Alberdi y Juan y Roberto Canavagh) más Francisco Carrere, Ernesto Lalor, Carlos Menditeguy y H. Duggan, Argentina volvió a demostrar que era el mejor del mundo.

Tanto en natación como waterpolo nuestro país sobresalió con figuras como Héctor Domínguez Nimo, Dorotea Turnbull, Pedro Galvao, Beatriz Rhode, Eilleen Holt Vogt, Oscar Kramer, Ana María Schultz, Osvaldo Codaro y los hermanos Marcelo y Carlos Visentín.

Pablo Cagnasso (con tres medallas de oro) y Enrique Díaz Sáenz Valiente, campeones mundiales de tiro en 1947 y 1949, junto a Pablo Grossi, fueron las figuras de un deporte que sumó una gran cantidad de medallas.

El equipo campeón mundial del año anterior de básquetbol no pudo vencer esta vez a los Estados Unidos y debió conformarse con la medalla de plata, al ser derrotado en una emotiva final por 57 a 51, sintiendo enormemente el equipo local, la falta en este partido del lesionado Leopoldo “Pichón” Contarbio.

La gran fiesta de Clausura fue realizada en el Monumental de River Plate y allí se dio a conocer el “Medallero Final de los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos” que quedó en los dos primeros lugares de la siguiente manera:
1º) Argentina: 154 medallas (68 Oro – 47 Plata – 39 Bronce)2º) Estados Unidos: 98 medallas (46 Oro – 33 Plata – 19 Bronce)Este verdadero hecho histórico para el mundo deportivo solamente volvió a ocurrir 40 años después, durante los “Xº Juegos de La Habana 1991”, donde la delegación cubana pudo superar en el medallero final a los EE.UU., que desde los Juegos de México en el año 1955 había encabezado siempre el medallero.

En la fiesta de Clausura María Eva Duarte de Perón fue la encargada de despedir a las delegaciones visitantes y lo hizo de la siguiente manera: “¡Hermanos de comunes destinos!, a vuestro arribo a este cálido hogar de todos dijimos jubilosamente “Bienvenidos”. Y ahora con la pena de los que ven partir a los buenos amigos, decimos: “Hasta siempre!”. Porque nos sería gratísimo volver a agasajarlos en la Nueva Argentina de Perón, florecida por el justicialismo que redime a sus hijos, y sabe honrar y amar a los hombres, a las mujeres y los niños de una América con pueblos sin fronteras. Nuestra patria no las tiene para vosotros. Venid y andad por ella a cada momento. Nuestro cariño os hará sentir que aquí, ¡jamás seréis extranjeros!”.

La mejor síntesis de lo ocurrido en Buenos Aires en el año 1951 la podemos encontrar en la nota periodística del diario La Nación al recordar los 50 años de los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos, desarrollada por el ex tenista Enrique Morea. Este atleta, que no precisamente simpatizaba con el peronismo, escribió: “Para la concreción de los Juegos Panamericanos creo que resultó muy importante lo que hizo el presidente Juan Domingo Perón, que fue un gran promotor del deporte en su época. Un hombre que se ocupaba mucho de los deportistas y les daba un gran impulso. Ojalá muchos políticos hicieran hoy lo que en esos años hizo el general Perón”.

Por: Víctor Lupo.

fuente:Agenda de Reflexión.

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